La dieta carnívora formaba parte de nuestros antepasados mucho antes de lo que se había estimado hasta el momento. Hace 1,5 millones los primeros humanos cazaban y estaban fisiológicamente adaptados para consumir carne de forma regular. A este nuevo detalle de la vida de nuestros antepasados ha llegado el equipo de investigadores que dirige Manuel Domínguez-Rodrigo de la Universidad Complutense. Lo han hecho tras estudiar un fragmento de un cráneo hallado en Tanzania. El hueso hallado pertenecía a un niño de menos de dos años que vivió hace más de un millón y medio de años.
Los investigadores españoles además de datar los restos óseos, pudieron determinar que el niño sufría anemia y tenía falta de vitaminas del grupo B por una dieta inadecuada. Los daños de esa dieta eran visibles en el fragmento de hueso hallado. Esas deficiencias aparecen en personas que no comen carne pero también en aquellas que han estado acostumbradas a una dieta carnívora y la abandonan. El estudio que publican en la revista «PLOS ONE» insiste en esta idea: «Las lesiones en el hueso apoyan la idea de que el consmo de cane era bastante común entonces y que no consumirla podía conducir a una forma de anemia».
Las deficiencias nutricionales como la anemia son muy comunes en el momento del destete, cuando los niños cambian su dieta drásticamente y cambian la lactancia materna por alimentos sólidos. Si el niño todavía dependía de la leche de la madre y ella no comía carne podía haber transmitido sus carencias nutritivas a su hijo.
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