UNA COMPUTADORA CUÁNTICA EN UN DIAMANTE.
Un diamante puede ser la solución para algunos problemas de la computación cuántica, un sistema distinto a la computación tradicional que sirve para adelantar cálculos a una velocidad extraordinaria.
Un grupo internacional de científicos encabezado por expertos de la Universidad de California en Santa Barbara dio el primer paso para construir una computadora cuántica dentro de un diamante. Y no es por mero capricho.
Aunque la ciencia cuántica es experimental y puede resultar un tanto abstracta, este experimento es un gran avance en lo que según muchos es un tema crucial para el futuro de la ciencia.
Los resultados de la investigación fueron publicados en el semanario de ciencia Nature.
SOLUCIÓN A LA DECOHERENCIA
Como parte de un trabajo para reducir la decoherencia cuántica —es decir, la interferencia que el entorno provoca en las funciones de las computadoras cuánticas—, los científicos armaron una especie de coraza para el artefacto, al rodearlo de uno de los materiales más resistentes conocidos en la naturaleza: un diamante.
La computadora en cuestión logra almacenar dentro del diamante dos qubits.
Un qubit es el equivalente de un bit en la computación cuántica. Pero a diferencia de esa unidad de computación clásica, el qubit puede estar prendido y apagado simultáneamente, o en un lugar y otro al mismo tiempo. Esto genera en la computadora cuántica una capacidad para realizar cálculos a velocidades extraordinarias.
PRIMER PASO
Pero si bien los experimentos de computación cuántica son interesantes, lo cierto es que su alcance es muy limitado, señalan expertos.
Este en particular es solo una prueba de un nuevo concepto que debe ser desarrollado.
Porque, así sean una gran promesa para las computadoras, resulta difícil incrementar la proporcionalidad de estos computadores y además tienen que lidiar con qubits que apenas duran unas cuantas fracciones de segundo.
Estos computadores pueden ser un gran invento para lograr que una gran cantidad de qubits trabajen juntos sin ser afectados por el calor u otros factores. Tendrán que ser, eso sí, cuidados como si fueran diamantes...
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