DÉJAME.
Déjame vivir en la penumbra
solitaria de tu corazón,
déjame estar en la sombra
fugaz de una noche gris.
Déjame sentir la brisa
callada del mar,
el canto de una paloma
y mis ojos al sonreir.
Déjame cerca de la dulzura
de tus labios,
cerca del aroma de cerezos en flor,
y llenar mi mente con tu figura.
Déjame cantar bajo la lluvia
un suave susurro de paz sombría,
déjame soñar con tu rosal blanco
para adornar los caminos cada día.
Déjame estar a tu lado
para aprender de tu cariño,
para oir sinfonías en el cielo,
para amarte como a un niño.
Déjame tu luna primorosa
con su bello himno de plata,
besar la espuma candorosa,
y tu corazón que canta.
Bebe esa tristeza escondida,
y déjame contemplar el cielo
junto a tí,
y vamos perdiendo nuestros pasos
hasta la gloria final,
hasta el amor mismo...
De mi autoría. Agosto 10 de 1977.