CONOZCA EL "ZOMBI" CÓSMICO HALLADO POR LA NASA.
El telescopio Spitzer de la NASA ha captado una supernova rarísima que se formó de manera poco convencional: al 'comerse' una estrella muerta la energía de su vecino.
Una supernova es una explosión de una estrella en el fin de su vida. No todas las estrellas se detonan de la misma manera; uno de los tipos más frecuentes es el tipo Ia, es decir, explosiones de enanas blancas. Es un tipo tan consistente que los astrónomos lo usan para estudiar la expansión del Universo.
Los científicos creen que las explosiones del tipo Ia arrancan por colisiones de dos enanas blancas, señala la NASA en un comunicado. Sin embargo, el telescopio Spitzer ayudó a los astrónomos a establecer que la supernova N103B, que explotó -según estimaciones- hace entre 1.000 y unos 160.000 años luz de nosotros en la Gran Nube de Magallanes, nació cuando una enana blanca 'chupó' el gas de una vecina gigante roja.
Hasta este descubrimiento se conocía solo una supernova que se formó de la misma forma: la supernova de Kepler (bautizada por el nombre del astrónomo Johannes Kepler que la observó en 1604). N103B "es como una hermana mayor de la supernova de Kepler", señalan los astrónomos de la NASA, añadiendo que, a diferencia de ella, no han logrado hallar testimonios históricos de la explosión de N103B.
El descubrimiento demuestra la complejidad de las explosiones espaciales y los factores que las arrancan inician, admite la NASA: "Lo que lleva a una estrella muerta a explotar todavía es en gran parte un misterio"
Una supernova es una explosión de una estrella en el fin de su vida. No todas las estrellas se detonan de la misma manera; uno de los tipos más frecuentes es el tipo Ia, es decir, explosiones de enanas blancas. Es un tipo tan consistente que los astrónomos lo usan para estudiar la expansión del Universo.
Los científicos creen que las explosiones del tipo Ia arrancan por colisiones de dos enanas blancas, señala la NASA en un comunicado. Sin embargo, el telescopio Spitzer ayudó a los astrónomos a establecer que la supernova N103B, que explotó -según estimaciones- hace entre 1.000 y unos 160.000 años luz de nosotros en la Gran Nube de Magallanes, nació cuando una enana blanca 'chupó' el gas de una vecina gigante roja.
Hasta este descubrimiento se conocía solo una supernova que se formó de la misma forma: la supernova de Kepler (bautizada por el nombre del astrónomo Johannes Kepler que la observó en 1604). N103B "es como una hermana mayor de la supernova de Kepler", señalan los astrónomos de la NASA, añadiendo que, a diferencia de ella, no han logrado hallar testimonios históricos de la explosión de N103B.
El descubrimiento demuestra la complejidad de las explosiones espaciales y los factores que las arrancan inician, admite la NASA: "Lo que lleva a una estrella muerta a explotar todavía es en gran parte un misterio"
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