NOCHE.

Somete tu silencio
a la inquietud,
salvaje y nocturno
placer de ansias perdidas,
entre sombras y frío,
en tu huella de noche
nebulosa,
y carcome mi virtud muerta
que ya no existe,
pero, tal vez, mañana sí.

Noche de estrellas sangrientas
que dibuja un sabor a muerte,
no encontrarás silencios,
ni menos palabras,
no hay nada,
sólo noche sosegada
de mujeres oscuras
y humo de hombres sedientos.

Balbucea placeres siniestros
de un demonio escondido,
busca beber lo corrompido
en una noche amarga,
esa es tu felicidad.

Noche que escondes fulgores
apagados sin paz,
duerme en tu niebla gris
antes de amanecer,
antes de morir vibrando
en almas sonoras,
desdichas infinitas
que se apagan.

Es mi temor ambulante
de caer al vacío,
y me resisto...
pienso,
me desvelo en tu cuerpo,
pienso en tí,
en tu ida...
hasta después...
hasta nunca...

Escrito en Febrero 21 de 1983.