CIENCIA Y CONOCIMIENTOS... Aprendamos sobre los misterios del universo... los invito a leerme...: julio 2018
CIENCIA Y CONOCIMIENTOS... Aprendamos sobre los misterios del universo... los invito a leerme...
martes, 31 de julio de 2018
EL IMPACTO DE LA "GALAXIA SALCHICHA" CAMBIÓ LA VÍA LÁCTEA PARA SIEMPRE.
Los rastros de este evento, ocurrido en la infancia de nuestra galaxia, todavía se pueden registrar a nuestro alrededor.
Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto que una colisión frontal de la Vía Láctea contra una galaxia más pequeña ocurrida miles de millones años atrás cambió para siempre la forma de nuestra galaxia.
El encuentro con este objeto, bautizada como 'galaxia Salchicha', tuvo lugar entre 8.000 y 10.000 millones de años y dio pie a la formación del bulbo interno y el halo exterior de la Vía Láctea.
Las velocidades y composición química de las estrellas de nuestra galaxia todavía conservan rastros de aquel antiguo encuentro, según revela el estudio publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, que ha sido recogido por Science Alert.
El impacto de la galaxia Salchicha, cuya masa de gas, estrellas y materia oscura era más de 10.000 veces mayor a la masa del Sol, hizo que el disco de la Vía Láctea se hinchara o incluso llegara a fracturarse, teniendo después que volver a recomponerse.
Por su parte, la galaxia más pequeña no sobrevivió al impacto,y sus escombros se dispersaron por las partes internas de la Vía Láctea, creando su bulbo central y su halo exterior, mientras que sus restos todavía siguen flotando a nuestro alrededor.
"La colisión hizo trizas a la enana, causando que sus estrellas se movieran en órbitas radiales muy largas y estrechas, como agujas", detalló Vasili Belokúrov, investigador de la Universidad de Cambridge y del Centro de Astrofísica Computacional del Instituto Flatiron en Nueva York.
Debido a esa forma peculiar de orbitar de sus estrellas, la extinta galaxia acabó recibiendo de los científicos el nombre de 'Salchicha'.
"Trazamos las velocidades de las estrellas, y la forma de salchicha simplemente saltó hacia nosotros", explicó otro de los autores del estudio, el astrónomo Wyn Evans, de la Universidad de Cambridge.
El trabajo usó datos recogidos por el satélite Gaia, de la Agencia Espacial Europea, que ha estado registrando el movimiento de las estrellas por la Vía Láctea desde 2013.
El nuevo estudio ha registrado al menos ocho grandes conjuntos de estrellas, llamados cúmulos globulares, que fueron traídos a nuestra galaxia por la galaxia Salchicha.
La galaxias pequeñas normalmente no tienen sus propios cúmulos globulares, por lo que la galaxia desaparecida podría haber sido lo suficiente grande como para contener a una colección de estos.
VIDEO: LA RADIACIÓN CÓSMICA QUE EMITE LA ESTRELLA MÁS GRANDE DE NUESTRA GALAXIA ALCANZA LA TIERRA.
Esas emisiones espaciales proceden del sistema estelar binario Eta Carinae.
Un nuevo estudio basado en datos obtenidos por el telescopio espacial NuSTAR de la NASA sugiere que Eta Carinae, el sistema estelar más luminoso y masivo que conocemos, acelera partículas con gran energía y parte de ese proceso puede llegar a la Tierra en forma de rayos cósmicos, según ha indicado la agencia espacial estadounidense.
"Sabemos que las ondas expansivas de estrellas explosionadas pueden acelerar las partículas de rayos cósmicos a velocidades comparables a las de la luz" y otros entornos extremos: "Eta Carinae es uno de ellos", ha manifestado Kenji Hamaguchi, astrofísico del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (Maryland, EE.UU.) y autor principal de esta investigación que ha publicado Nature Astronomy.
Los rayos cósmicos con energías superiores a 1.000 millones de electronvoltios (eV) nos llegan desde más allá de nuestro Sistema Solar, pero desvían su rumbo cada vez que se encuentran con campos magnéticos porque contienen partículas con carga eléctrica —electrones, protones y núcleos atómicos— y esa circunstancia enmascara sus orígenes.
Eta Carinae es un sistema estelar binario que se encuentra a 10.000 años luz de la Tierra. Sus dos estrellas tienen masas que son de 30 a 90 veces más grandes que la de nuestro Sol e impulsan "fuertes flujos de salida, llamados vientos estelares" y, donde chocan durante el ciclo orbital, "se produce una señal periódica de rayos X de baja energía que rastreamos durante más de dos décadas", ha detallado el astrofísico Michael Corcoran.
Los rayos X de baja energía de Eta Carinae provienen del gas en la zona donde colisionan los vientos estelares, que alcanza temperaturas superiores a 40 millones de grados centígrados. Ese impacto provoca que 'enjambres' de electrones escapen a velocidades cercanas a la de luz y alcancen a los planetas de la Vía Láctea.
En definitiva, Kenji Hamaguchi y sus colegas concluyen que las estrellas grandes también pueden actuar como fuente de rayos cósmicos galácticos.
LA NASA PUBLICA UNA FANTASMAGÓRICA FOTOGRAFÍA DE LAS NUBES DE JÚPITER.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) difundió la instantánea el pasado viernes. Fue tomada por la nave espacial Juno a 6.200 kilómetros por encima de las nubes del planeta.
La NASA publicó el pasado viernes una instantánea en la que se muestra un conjunto de inusuales nubes "de gran altitud" rodeado por remolinos en la atmósfera del Cinturón Templado Norte Norte de Júpiter.
La fantasmagórica imagen fue tomada el pasado 15 de julio por la nave espacial Juno durante uno de sus acercamientos, cuando se hallaba a 6.200 kilómetros por encima de las nubes de este planeta.
El Cinturón Templado Norte Norte es uno de los muchos anillos de nubes coloridas y turbulentas de dicho planeta ubicado en nuestro sistema solar. Durante décadas, los científicos se han preguntado acerca de cómo se extienden estos anillos, llegando a la conclusión de que penetran a 3.000 kilómetros de profundidad en este planeta.
"COLISIÓN CATASTRÓFICA": UN ASTRO MÁS GRANDE QUE LA TIERRA PUDO CAMBIAR PARA SIEMPRE A URANO (VIDEO).
Esta posibilidad ya se ha considerado por décadas y se cree que es la más plausible, aunque poco se sabe sobre cómo ocurrió y qué efectos tuvo sobre el planeta.
Todos los planetas del Sistema Solar están más o menos orientados de la misma manera y presentan una inclinación similar, a excepción de Urano: su eje norte-sur está inclinado en 98°, es decir, gira prácticamente 'tumbado'.
Esta particularidad ha sido objeto de un estudio publicado esta semana en The Astrophysical Journal, en el cual se presume que esta se debe a que Urano fue golpeada por un planeta de casi el doble de masa que la Tierra. Esta posibilidad ya se había considerado por décadas y se cree que es la más plausible, aunque poco se sabe sobre cómo ocurrió y qué efectos tuvo sobre el astro.
Imágenes captadas por el telescopio Hubble del anillo y las auroras polares que iluminan la atmósfera de Urano. / nasa.gov
Para responder a estas preguntas, los investigadores han recurrido a simulaciones por computadora más precisas, en las que crearon "50 escenarios de impacto" colocando objetos de varios tamaños en un modelo de Urano y observando los resultados, para recrear las condiciones que dieron forma a la evolución del planeta.
"Colisión catastrófica"
"Nuestros hallazgos confirman que el resultado más probable fue que el joven Urano estuvo involucrado en una colisión catastrófica con un objeto que duplicaba la masa de la Tierra", asegura Jacob Kegerreis, físico de la Universidad de Durham (Reino Unido) y coautor del estudio.
Según calculan los científicos, el acontecimiento ocurrió hace unos 4.000 millones de años, durante las primeras etapas de formación del Sistema Solar. El cataclismo podría explicar otros rasgos extraños de Urano, como por ejemplo el movimiento irregular de sus lunas y sus temperaturas bajo cero.
Aunque la teoría del impacto deja sin explicación otras preguntas relacionadas con su atmósfera y su campo magnético, el modelo explica en general muy bien el fenómeno en concreto.
MIRA EL ECLIPSE TOTAL DE LA LUNA MÁS LARGA DEL SIGLO.
El eclipse lunar tendrá una duración de una hora y 43 minutos aproximados, lo que supera al eclipse lunar de enero pasado, que duró una hora y 16 minutos.
FOTOS: LA SONDA ESPACIAL DAWN TOMA IMPRESIONANTES IMÁGENES DEL PLANETA ENANO CERES.
El equipo de la NASA llegó a 35 kilómetros de su superficie.
La sonda espacial Dawn de la NASA ha enviado a la Tierra impresionantes fotografías del planeta enano Ceres, ha comunicado este lunes la agencia espacial estadounidense.
En junio, Dawn llegó a 35 kilómetros de la superficie del planeta enano, el punto más cercano logrado hasta el momento por la nave espacial. Desde esa distancia, la sonda ha captado imágenes sin precedentes del cráter Occator, conocido por sus depósitos salinos brillantes.
Dichos depósitos están formados de carbonato de sodio, un material comúnmente encontrado en los depósitos de evaporita en la Tierra. Se espera que los datos e imágenes recolectados por Dawn ayuden a resolver el origen de esos yacimientos salinos, los mayores descubiertos hasta ahora fuera de nuestro planeta.
Ceres es el único planeta enano del sistema solar interior. Después de que Dawn entrase en órbita alrededor de Ceres en marzo del 2015, no llegó a menos de 385 kilómetros de su superficie.
SEÑALES DE VIDA EN UNA LUNA DE JÚPITER PODRÍAN ESTAR A UN CENTÍMETRO DE LA SUPERFICIE.
Según un estudio, en los puntos más favorables del satélite se tendría que cavar tan solo un centímetro en el hielo para encontrar aminoácidos.
Europa, uno de los satélites de Júpiter, ha sido considerada por los científicos como uno de los lugares más prometedores en el sistema solar para buscar vida, debido a la existencia de un océano de agua salada y líquida debajo de su helada corteza. Y ahora un nuevo estudio, realizado por especialistas de la NASA, refrenda que –en caso de que sí existan- no sería tan difícil encontrar debajo de su superficie señales de vida, a pesar de que está expuesta a una fuerte radiación.
Un científico de la agencia espacial, Tom Nordheim, modeló en detalle junto con su equipo el entorno de radiación de Europa. Al mismo tiempo, realizaron experimentos de laboratorio sobre el efecto que la radiación ejerce en los aminoácidos, lo que podría aportar posibles pruebas de vida, reporta el portal Space.com.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que en los puntos más favorables del satélite, una misión de aterrizaje tendría que cavar tan solo un centímetro en el hielo para encontrar aminoácidos reconocibles; en algunos otros lugares, la profundidad sería de entre 10 y 20 centímetros.
"Incluso en las zonas de radiación más duras de Europa, realmente no tiene que hacer más que arañar debajo de la superficie para encontrar material que no esté muy modificado o dañado por la radiación", comentó Nordheim al medio.
Los especialistas creen que esto sería una buena noticia para una posible misión de aterrizaje en Europa, planeada para después del envío de la Europa Clipper. Tras saber que la radiación no es un factor limitante para la existencia de esos potenciales aminoácidos, el aparato podría dirigirse a las áreas de Europa que con mayor probabilidad podrían albergar depósitos de océanos frescos, subraya el portal.
SI LOS PLANETAS ESTÁN CAYENDO HACIA EL SOL, ¿POR QUÉ NO CHOCAN CONTRA ÉL?
La velocidad en el movimiento de los planetas es la clave para que no acaben estrellándose contra el Sol.
Todo en el universo está en movimiento: la Tierra y el resto de los planetas y satélites, los asteroides y los cometas, el Sol, las galaxias… todo se mueve. Y las leyes de la naturaleza establecen que todo lo que se mueve tiene tendencia a seguir con este mismo movimiento, en línea recta, a menos que actúe una fuerza que les haga cambiar su velocidad o dirección. A esto se le llama la "inercia". Esa es la clave.
Los planetas sufren la fuerza de gravedad que los atrae hacia el Sol, pero no se estrellan contra él, nunca mejor dicho, porque esta fuerza cambia la dirección de su movimiento y hace que giren en órbita a su alrededor. Si no existiera esta fuerza, los planetas seguirían su movimiento inicial en línea recta, alejándose del Sol, por su inercia, como una piedra lanzada por una honda. Si inicialmente los planetas hubieran estado quietos, o moviéndose muy despacio, sí se hubieran estrellado irremediablemente contra el Sol. Así que la respuesta a tu pregunta es que los planetas no chocan contra el Sol porque se mueven justo con la velocidad adecuada (30 kilómetros por segundo en el caso de la Tierra) para que la gravedad del Sol contrarreste la inercia.
Pero, ¿cómo se llegó a ese equilibrio? En el pasado, el material que actualmente forma los planetas estaba más alejado, formando una nube de gas y polvo. Como el resto de la galaxia, estaba en rotación, pero se movía más despacio. Por ello, fue cayendo hacia el Sol, pero debido a una ley de la física que se llama "conservación del momento angular", a medida que se iba acercando al Sol iba girando más y más deprisa (como un patinador que, al encoger los brazos, gira sobre sí mismo más deprisa). Una parte del material de la nube, efectivamente, acabó chocando contra el Sol, y otra parte escapó hacia el espacio. El material que hoy forma los planetas es el que tenía la velocidad justa para quedar en equilibrio, primero formando un disco aplanado en rotación, y después distribuyéndose en planetas en órbita permanente alrededor del la estrella.
Nuestro Sol tiene unos 4.600 millones de años de edad. Como no es posible viajar en el tiempo, no podemos ver cómo fue su formación así que para investigarla hacemos simulaciones y, sobre todo, observamos otros sistemas solares que están formándose ahora en otros lugares de la Galaxia. Algunos de ellos de solo un millón de años. Claro que para ver estos sistemas solares no podemos usar los telescopios convencionales, los telescopios llamados ópticos, porque la nube de gas y polvo que los envuelve no nos permite la observación directa. Lo que hacemos es utilizar otros aparatos, como los radiotelescopios. Las ondas de radio, al contrario de lo que ocurre con las de la luz normal, pueden atravesar todo ese polvo y gas para mostrarnos imágenes de lo que ocurre en el interior de esas nubes. Es como cuando una mujer está embarazada. Sabemos que en su interior hay un feto pero no podemos verlo directamente con nuestros ojos, aunque sí mediante una ecografía.
Volvamos ahora a la formación de los sistemas solares. Tenemos ya la estrella formándose con un disco de gas y polvo a su alrededor. Lo llamamos disco protoplanetario. El material de ese disco acabará produciendo todo lo que contiene un sistema solar: parte se va a la estrella, parte se va a los planetas, parte a los asteroides o a los cometas y otra parte se evapora. Para formar un planeta, las partículas microscópicas del disco, se van aglomerando dando lugar a objetos de mayor tamaño, llamados planetesimales. Pero los cálculos indican que las fuerzas de fricción en el disco harían que estos planetesimales perdieran velocidad y cayeran sobre la estrella antes de que pudieran crecer a tamaños superiores a 1 metro. Es lo que se conoce como la barrera del metro. Hemos descubierto que cuando crecen más allá de un metro de diámetro parecen estar a salvo.
Lo que no podemos explicar aún adecuadamente es cómo consiguen, los que lo logran, superar esa barrera del metro. Creemos, pero esto es todavía una teoría que se ha formulado en los últimos cinco años, que igual que en el cauce de un río se producen remolinos y remansos donde se acumula el material arrastrado por la corriente, algunas zonas del disco protoplanetario parecen convertirse en un refugio donde se acumulan esos planetesimales, estar en ese refugio les evita la fuerza de arrastre hacia la estrella y les permite crecer y crecer hasta convertirse en Tierras, Saturnos o cualquier otro tipo de planeta. Lo que sí sabemos con seguridad es que nada en ese tiempo fue uniforme, tranquilo y completamente homogéneo. Las etapas iniciales en la formación de esos mundos y, en particular, la de nuestro sistema solar fue, en cierto modo, el resultado del caos.
NUEVA TEORÍA INTENTA EXPLICAR EL ORIGEN DE LAS ONDAS GRAVITACIONALES.
La teoría se relaciona con un túnel del espacio-tiempo, como aquel atravesado por los protagonistas del filme "Interestelar".
La primera señal de las ondas gravitacionales captada en 2015 podría haber sido emitida desde el túnel del espacio-tiempo, como aquel atravesado por los protagonistas del filme “Interestelar”.
Así lo deduce la hipótesis elaborada por un grupo de astrofísicos de la universidad belga KU Leuven, coordinados por Pablo Bueno y Pablo Cano, publicada en la revista Physical Review D.
El estudio está orientado a explicar algunas anomalías en contraste con las leyes de la física cuántica que gobiernan el mundo de las partículas.
Según los investigadores, el problema es la presencia en los agujeros negros de un confín, el horizonte de los eventos, más allá del cual estos “monstruos cósmicos”, gracias a la enorme gravedad, se “tragan” todo lo que tienen a mano, incluso la luz.
Un aspecto en conflicto con las leyes de la mecánica cuántica, que prevén que las informaciones no pueden ser perdidas, aspiradas por un agujero negro.
Los autores de la investigación, por lo tanto, sustituyeron los agujeros negros con dos “wormhole” (agujero de gusano o túnel de espacio-tiempo), que no tienen un horizonte de los eventos, y elaboraron un modelo teórico para explicar qué aspecto tendría la señal producida por estos objetos exóticos.
“Es una hipótesis reciente que se está examinando con atención. Si las ondas gravitacionales fueran generadas por dos “wormhole”, la parte inicial de esa señal sería igual, pero al final se escucharían ecos similares al sonar de un submarino”, explicó Paolo Pani, de la Universidad de Sapienza de Roma.
Distintos grupos de científicos, incluido el de Pani, buscan estos ecos en las señales escuchadas por los “cazadores” de ondas gravitacionales Ligo y Virgo.
“La presencia de los ecos es todavía controvertida -aclaró Pani- porque la parte final de la señal de las ondas es muy débil”.
Los investigadores explican que un “wormhole” es una suerte de túnel en el espacio-tiempo, como el que excava un gusano en una manzana, que puede unir dos puntos muy distantes del universo a través de un atajo.
Su descripción está incluida en la Teoría de la Relatividad formulada por Albert Einstein a inicios del siglo XX, sin embargo nunca pudo ser visto.
A pesar de ello, el concepto ha sido explorado en el cine. En “Interestelar” (2014), de Cristopher Nolar, un equipo de astronautas realiza un viaje intergaláctico a través de un agujero de gusano espacial. En el otro extremo de ese túnel hallan un sistema de planetas que giran alrededor de un agujero negro.
El fenómeno ya había sido abordado en otras películas de ciencia ficción, como “Contacto” (1997), de Robert Zemeckis, basada en el libro homónimo de Carl Sagan.
Para Pani “se trata de un objeto todavía hipotético, pero si fuese confirmado, sería un hallazgo de época, un puente hacia una nueva física”.
MISTERIO ESPACIAL: DESCUBREN UNA EXTRAÑA NEBULOSA QUE "DISPARA LÁSERES".
La Nebulosa de Hormiga.
NASA, ESA / the Hubble Heritage Team
Astrónomos de la ESA sugieren que su núcleo podría albergar un sistema estelar binario.
Las inusuales emisiones de láser procedentes del núcleo de la Nebulosa de la Hormiga sugieren que podría albergar un sistema estelar binario, según ha concluido un equipo internacional de astrónomos e informa Science Daily.
Este fenómeno descubierto por el Observatorio Espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) estaría relacionado con la muerte de una estrella.
La principal autora del estudio, Isabel Aleman, asegura que se han observado emisiones de láser similares en contadas ocasiones, debido a que las estrellas necesitan tener cerca un gas denso y eso es algo poco frecuente.
Así, estos astrónomos afirman que la única forma de que mantenga próxima esa masa gaseosa es si orbita a su alrededor en un disco como el que han descubierto en pleno centro de la Nebulosa de la Hormiga.
Por esa presencia, estos especialistas suponen que existe una estrella compañera que desvía el gas en la dirección correcta, aunque aún no han visto ese "compañero binario" en el corazón de la nebulosa.
CIENTÍFICOS AFIRMAN HABER ENCONTRADO UNA PARTE PERDIDA DEL UNIVERSO.
Un grupo internacional de científicos afirma haber encontrado una parte perdida de materia ordinaria en el universo. Se trata de los bariones, unas partículas subatómicas que forman todos los objetos físicos existentes. No obstante, hasta ahora, los científicos solo han podido localizar unas dos terceras partes de esta materia, que debería haberse creado por el Big Bang.
En el nuevo estudio, publicado en Nature, los científicos afirman haber detectado la tercera parte que faltaba en el espacio entre las galaxias. La materia perdida existe como filamentos de oxígeno en temperaturas de aproximadamente 1.000.000ºC, según ha explicado uno de los coautores, Michael Shull, de la Universidad de Colorado en Boulder.
Para encontrar los bariones perdidos, los científicos observaron la luz que provenía de una fuente situada a miles de millones de años luz: un cuásar llamado '1ES 1553', que es un agujero negro en el centro de una galaxia que consume y emite enormes cantidades de gas.
Como resultado, los investigadores encontraron huellas de gas oxígeno fuertemente ionizado que se encuentra entre el cuásar y nuestro sistema solar, y que además tiene la suficiente densidad como para representar un 30% de materia ordinaria si es extrapolado al universo entero. "Concluimos que los bariones perdidos han sido encontrados", afirma el estudio, liderado por Fabrizio Nicastro del Istituto Nazionale di Astrofisica de Italia.
Al mismo tiempo, otros científicos advierten que sacar conclusiones definitivas podría ser prematuro. En opinión de Jessica Rosenberg, profesora adjunta de la Universidad George Mason, a pesar de que es un "resultado prometedor", extrapolar una sola fuente de luz para explicar toda la materia perdida "es un salto".
A su vez, Nicastro ha dicho a Gizmodo que las misiones existentes y futuras, con unos instrumentos mejores, van a seguir realizando observaciones y que otras fuentes de luz han sido seleccionadas para buscar el gas.
EL NUEVO PLAN DE LA NASA PARA DETECTAR ASTEROIDES ANTES QUE LLEGUEN A LA TIERRA.
Aunque por ahora los científicos desconocen de algún objeto con rumbo a nuestro planeta, siempre está la posibilidad de un nuevo descubrimiento. Incluso, se estima un control de daños en caso de un impacto.
La posibilidad que en el futuro uno de los miles de asteroides de rondan el Sistema Solar llegue a impactar a la Tierra ha sido muchas veces considerada por la ciencia. Más aún si consideramos que aunque un 90% de los grandes objetos que podrían acabar con la civilización han sido localizados y rastreados, sólo se ha encontrado un pequeño porcentaje de cuerpos de 5 a 500 metros, área en el que los astrónomos han concentrado últimamente sus esfuerzos.
Así, a iniciativas que buscan destruir asteroides con bombas nucleares o simplemente desviarlos, se suma un nuevo plan revelado este miércoles por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de EE.UU., que detalla las medidas que pueden tomarse antes y en respuesta al caso de una aproximación de objeto que amenace con impactar a la Tierra.
En el informe, funcionarios de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA, la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias describen lo que ya han hecho para minimizar las posibilidades de un apocalipsis espacial, así como también qué hacer en caso que uno de estos objetos venga en dirección a nuestro planeta.
Durante más de una década, los astrónomos de la Nasa han trabajado para catalogar todos los objetos cercanos a la Tierra de más de 140 metros de diámetro, tarea que planean finalizar en 2020. De acuerdo al informe, el número de objetos catalogados sólo en este rango casi se ha triplicado, mientras que el número total se ha incrementado en casi cinco veces desde 2005.
Y aunque en la Nasa confían en haber identificado todos los objetos cercanos suficientemente grandes como para ser una amenaza y consideran que ninguno de ellos se encuentra en curso de colisión con la Tierra, siempre existe la posibilidad que un cometa pueda aparecer desde fuera del Sistema Solar y sólo entregarnos unos meses de advertencia antes de que llegue a la Tierra. Si eso sucede, hay tres estrategias principales: un impactador cinético, un tractor de gravedad o un dispositivo nuclear.
Impactador cinético: un tipo de nave espacial no tripulada que golpearía con el objeto para desviarlo de su curso. Más allá de su desarrollo en laboratorio, aún no existe en la práctica. Incluso, si fuera necesario utilizar uno de ellos, requeriría al menos un año de advertencia.
Tractor de gravedad: Se trata de poner en órbita un satélite alrededor del objeto y utilizarlo para desviar gradualmente su rumbo, aunque sólo funciona para cuerpos de menos de 500 metros de ancho,
Dispositivo nuclear: Aunque suene como película de Hollywood, la idea no sería precisamente hacer explotar al asteroide. Basta con recalentar la superficie del objeto, reducir su masa y entonces desviarlo de su curso.
En resumen, actualmente y aún con los avances tecnológicos, es muy complejo impedir que un asteroide impacte la Tierra. Por lo mismo, el informe añade un capítulo con el control de daños tras el impacto. “Los procedimientos de emergencia efectivos pueden salvar vidas y mitigar el daño a la infraestructura crítica”, indica el documento. Por lo menos, la buena noticia es que la probabilidad del impacto de un asteroide de grandes dimensiones es bastante baja, aunque la experiencia con los dinosaurios ya nos mostró lo catastrófico que puede llegar a ser.
CIENTÍFICOS SUGIEREN EN QUÉ PODRÍAN CONVERTIRSE LOS AGUJEROS NEGROS (Y ES ALGO QUE JAMÁS IMAGINARÍA).
La nueva hipótesis planteada es una extensión de una teoría anterior que relacionaba agujeros negros y ondas gravitacionales con una partícula teorizada de materia oscura llamada 'axión'.
Un grupo de científicos de la Universidad de Vanderbilt, en Tenessee (EE.UU.), ha elaborado una teoría según la cual los agujeros negros podrían acumular partículas de materia oscura y convertirse en láseres de agujeros negros, emitiendo radiación hacia el espacio.
La nueva hipótesis planteada, publicada el pasado 4 de junio en la revista científica Physical Review Letters, es una extensión de una teoría que salió a la luz en febrero del año pasado y que relacionaba agujeros negros y ondas gravitacionales con una partícula de materia oscura teorizada llamada 'axión'. El posible destino para los agujeros negros planteado por los investigadores recibe el nombre de láseres de agujero negro impulsados por inestabilidades axiales superradiantes (BLAST, por su acrónimo en inglés). Ahora los científicos creen que existe la posibilidad de observar este extraño fenómeno desde la Tierra.
"Creo que se trata de una oportunidad fascinante", asegura Thomas Kephart, investigador en la Universidad de Vanderbilt y coautor del reciente estudio. Según señalan los autores del trabajo, los axiones —partículas superligeras que se comunican con el resto de la materia del universo únicamente a través de la gravedad— podrían ser la clave para que se generen los llamados BLAST.
Reacción en cadena
Los científicos sugieren que cuando los agujeros negros giran, se produce un proceso llamado 'superradiancia', mediante el cual pueden acumular nubes con un gran número de axiones. Esto daría como resultado lo que parece ser un enorme átomo con un agujero negro en el centro en lugar de un núcleo y rodeado por una nube de axiones —de ilimitada cantidad—en lugar de electrones.
Asimismo, Kephart y sus compañeros afirman que, según sus cálculos, si el axión puede descomponerse en un par de fotones, esto generaría más axiones que, a su vez, producirían más fotones, y así sucesivamente. Esta reacción en cadena se detendría y se reanudaría una y otra vez a medida que otros procesos la equilibrasen, pero podría provocar estallidos de ondas, también conocidos como BLAST. Es por ello que este grupo de investigadores cree que algunas de las ráfagas radiales veloces que detectamos desde nuestro planeta son este tipo de láseres de agujero negro.
A pesar de que solo se trata de una teoría científica, ya que los propios autores señalan que su trabajo contiene "aproximaciones", los investigadores proponen en su artículo diferentes maneras de detectar los BLAST, como, por ejemplo, un estallido de ráfagas radiales veloces, que, según ellos, podría ser una prueba de la existencia de dicho fenómeno. Del mismo modo, incluyeron una propuesta sobre cómo sería la forma de la nube de axiones que, hipotéticamente, envolvería a los agujeros negros.
CIENTÍFICOS CHINOS ALCANZAN UN NUEVO RÉCORD DE ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO.
Los investigadores lograron vincular 18 cúbits en seis fotones de manera muy particular.
El cúbit es la unidad más básica de la computación cuántica y científicos chinos lograron alcanzar un nuevo récord trabajando con ellos. ¿Qué hicieron? Entrelazaron 18 en seis fotones conectados, publicó Physical Reviews Letters.
Lo particular de esta investigación realizada por el equipo de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China (USTC, por su sigla en inglés) radica en la cantidad de cúbits o bits cuánticos que consiguieron vincular con pocas partículas.
Para tener éxito, debieron enfrentar la dificultad del tiempo. Vincular los seis fotones puede llevar "varios segundos", explicó la física cuántica Sydney Schreppler, algo que puede resultar una eternidad para los tiempos de la computación. A eso se suma que cada partícula que se agrega al proceso tarda en unirse más tiempo que las anteriores, por lo que completar el proceso de agrupación de los 18 cúbits puede demorar demasiado.
Sin embargo, para entrelazar los seis fotones con tres bits cuánticos cada uno, los investigadores aprovecharon el "múltiple grado de libertad" de los fotones. Cuando un cúbit se codifica dentro de una partícula, lo hace en alguno de los estados que ella presenta, es decir, su "grado de libertad" que, en el caso del fotón, pueden ser varios. Gracias a ello, un sistema cuántico puede agrupar una mayor cantidad de información en menos partículas.
"Es como si tomaras seis bits de la computadora, pero cada uno de ellos se triplicó en la cantidad de información que podía contener y puede hacerlo con bastante rapidez y de manera eficiente", cerró Schreppler.
DESCUBREN EL ORIGEN DE CIENTOS DE ESTRELLAS QUE LE DIERON FORMA A LA VÍA LÁCTEA.
Astrónomos detectaron cinco grupos de estrellas provenientes de galaxias menores, así como un mancha formada por la fusión de una galaxia de grandes dimensiones.
Astrónomos de la Universidad de Groningen (Países Bajos) han descubierto los rastros de varias galaxias que se han fusionado con la Vía Láctea como producto de enormes colisiones que sufrieron estos cuerpos celestes, informa el sitio oficial de la alta casa de estudios.
El descubrimiento, que se hizo con la ayuda de la segunda publicación de datos recolectados por la sonda espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA), permitió determinar el origen intergaláctico de cientos de estrellas presentes en el halo de la Vía Láctea.
El satélite proporcionó a la comunidad científica información precisa sobre la ubicación y la trayectoria de millones de cuerpos celestes, principalmente aquellos que integran nuestra galaxia.
En particular, los expertos han detectado la presencia de cinco grupos de estrellas provenientes de galaxias menores, así como una gran 'mancha' formada por cientos de estrellas que se integraron a la Vía Láctea en un evento de fusión masivo, remodelando así la forma de nuestra galaxia.
"Nuestro objetivo es estudiar cómo ha evolucionado la Vía Láctea", expresó Helmer Koppelman, doctorando e integrante del equipo a cargo del estudio, detallando que "una de las interrogantes es si se fusionan numerosas galaxias pequeñas o algunas pocas de dimensiones mayores".
El estudio recopiló "la información de estrellas ubicadas en el rango de los 3.000 años luz del Sol", explicó Koppelman. Y precisó que, tras descartar las estrellas de nuestra galaxia, se obtuvieron los datos relacionados con 6.000 astros ubicados en el halo de la Vía Láctea, la nube estelar esférica que rodea el disco principal de nuestra galaxia y que, según los expertos, se habría formado como resultado de los eventos de fusión.
CIENTÍFICOS REVELAN CÓMO UNAS POCAS BOMBAS NUCLEARES BASTARÍAN PARA DEVASTAR EL PLANETA.
La explosión inicial dejaría millones de muertos y un "otoño nuclear", extendiéndose los efectos a todo el mundo.
Un ataque nuclear a gran escala tendría efectos devastadores, no sólo en la zona de impacto, sino también en el país agresor, advierte un nuevo estudio.
La investigación, la primera de este tipo, cifra en cerca de 100 las armas nucleares que podrían colocar a una nación más allá de su punto de inflexión si son utilizadas.
El informe, publicado en la revista académica Safety, sostiene que, en el mejor de los casos, un gran ataque podría desencadenar efectos en todo el mundo. Se registrarían millones de muertos en la explosión inicial y un "otoño nuclear" provocaría escasez de alimentos y hambruna masiva, reporta el diario Daily Mail.
Estados Unidos y Rusia cuentan con miles de armas nucleares, pero a ellos se unen también otros países como Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. Los investigadores argumentan que el número total debería reducirse a 900 o a alrededor de 100.
"Con 100 armas nucleares, todavía se logra la disuasión nuclear, pero se evita el probable retroceso del 'otoño nuclear' que acabaría con el pueblo del país agresor", afirma Joshua Pearce, profesor de la Universidad Tecnológica de Michigan y uno de los autores del estudio.
Los investigadores se valieron de simulación climática y de cultivos, junto con modelos de humo, para evaluar el impacto que tendría sobre el suministro de alimentos el uso de 100 armas nucleares. Asimismo, advierten que podría registrarse entre un 10 y un 20 por ciento de pérdida agrícola debido al llamado 'otoño nuclear'.
Esto podría conducir a la escasez de alimentos en las naciones más ricas y a una hambruna masiva en los países más pobres.