LA ASPIRINA Y EL VINO, ¿CÓCTEL ANTICANCERÍGENO?
@wikipedia.org / RT
La combinación de un ingrediente del vino tinto con aspirina podría ayudar a destruir células cancerígenas, según una reciente investigación.
Según informa 'Belfast Telegraph', ambos elementos contribuyen a destruir las células de tetraploides que causan la inestabilidad genética y se relacionan con el desarrollo del cáncer. Las pruebas en ratones modificados genéticamente para que desarrollen cáncer colorrectal mostraron que en sus intestinos se acumulaban menos células anormales cuando se alimentaban de un compuesto de vino y el analgésico.
La exposición a los dos agentes también ayudó a eliminar las células tetraploides en cultivos tumorales de cáncer de colon humano. El extracto de vino, el resveratrol, se deriva de las uvas rojas y tiene propiedades antioxidantes y anticancerígenas.
"En conjunto, nuestros resultados sugieren que la acción quimiopreventiva del resveratrol y la aspirina implica la eliminación de los precursores de las células del cáncer tetraploides", sostienen los investigadores dirigidos por el doctor Guido Kroemer del Instituto Gustave Roussy en Villejuif, Francia.
Según informa 'Belfast Telegraph', ambos elementos contribuyen a destruir las células de tetraploides que causan la inestabilidad genética y se relacionan con el desarrollo del cáncer. Las pruebas en ratones modificados genéticamente para que desarrollen cáncer colorrectal mostraron que en sus intestinos se acumulaban menos células anormales cuando se alimentaban de un compuesto de vino y el analgésico.
La exposición a los dos agentes también ayudó a eliminar las células tetraploides en cultivos tumorales de cáncer de colon humano. El extracto de vino, el resveratrol, se deriva de las uvas rojas y tiene propiedades antioxidantes y anticancerígenas.
"En conjunto, nuestros resultados sugieren que la acción quimiopreventiva del resveratrol y la aspirina implica la eliminación de los precursores de las células del cáncer tetraploides", sostienen los investigadores dirigidos por el doctor Guido Kroemer del Instituto Gustave Roussy en Villejuif, Francia.
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