EL IMPACTO DE LA "SÚPERTORMENTA" QUE AZOTÓ SATURNO.
Captado por el Observatorio Austral Europeo y la NASA.
Las tormentas pueden dejar importantes secuelas en la Tierra... y en el espacio. Precisamente, la sonda internacional Cassini y dos telescopios en tierra han detectado los 'restos' de una supertormenta que azotó Saturno entre 2010 y 2011.
Los dos telescopios, el VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés), en Chile, y el Telescopio Infrarrojo de la NASA, ubicado en la cima del Mauna Kea en Hawái han captado un enorme vórtice oval, oculto en la luz visible.
Este persiste pese a que las estructuras nubosas que causaron estragos a lo largo de una amplia franja de la atmósfera de Saturno se produjeron desde diciembre de 2010 hasta bien entrado el 2011.
Pero los científicos, basándose en los perfiles de temperatura, viento y composición de la atmósfera de Saturno, han descubierto que esas espectaculares formaciones nubosas eran sólo la punta del iceberg.
Una gran parte de la actividad asociada con la tormenta se desarrolló a escondidas de las cámaras ópticas, y sus secuelas todavía permanecen activas a día de hoy.
Fenómeno extremadamente inusual
"Es la primera vez que vemos algo así en cualquier planeta del Sistema Solar, es un fenómeno extremadamente inusual", explica Leigh Fletcher, de la Universidad de Oxford, Reino Unido, y autor principal del artículo publicado en Icarus.
Cuando se desató la tormenta en la agitada cubierta nubosa de la troposfera de Saturno, las perturbaciones viajaron cientos de kilómetros aguas arriba, acumulando toda su energía en dos enormes 'bolsas' de aire caliente.
Se pensaba que estas bolsas se enfriarían en poco tiempo y se acabarían disipando, pero a finales de abril de 2011 – cuando ya habían dado una vuelta completa al planeta – los dos puntos calientes se fusionaron para generar un enorme vértice que durante algún tiempollegó a ser más grande que la famosa Gran Mancha Roja de Júpiter.
La temperatura de este vórtice también era mucho mayor de lo esperado: el aire en su interior se encontraba unos 80°C más caliente que su entorno. Así mismo, en el interior del vórtice se detectaron fuertes picos en la concentración de ciertos gases, como el etileno o el acetileno.
La gran incógnita ahora es saber si la energía que provocó la súper tormenta se ha disipado completamente o si se producirán réplicasen un futuro cercano.
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