UN NUEVO MÉTODO EN 3D REVOLUCIONARÁ LA RESOLUCIÓN DE CRÍMENES Y MISTERIOS ANTIGUOS.
REUTERS Issei Kato
El profesor Mark Shriver y su equipo de antropología biológica de la Universidad Estatal de Pensilvania desarrollaron un método con el uso de 3D que podría revolucionar la resolución de crímenes, así como resolver algunos misterios históricos.
Según publicó la revista 'PLoS Genetics', la tecnología permite reconstruir los rasgos faciales de una persona en un modelo 3D utilizando sus restos de ADN. El profesor Shriver afirmó que normalmente el ADN se utiliza para identificar a una persona, pero "se puede conseguir mucho más de él".
"Demostramos que la variación facial con respecto al sexo, la ascendencia y los genes pueden estudiarse de forma sistemática con el uso de nuestros métodos, permitiéndonos sentar las bases para el modelado predictivo de caras", indicaron los científicos estadounidenses.
Durante la investigación, el equipo de Shriver tomó imágenes de alta resolución de caras que pertenecen a casi 600 personas de ascendencia mixta: africana occidental y europea. Luego, digitalizaron las imágenes para crear modelos en 3D para que cada cara quedase 'representada' en una cuadrícula que consta de 7.000 puntos. Las distancias entre los puntos se utilizaron para distinguir las diferencias en las características faciales.
Demostramos que la variación facial con respecto al sexo, la ascendencia y los genes pueden estudiarse de forma sistemática con el uso de nuestros métodos, permitiéndonos sentar las bases para el modelado predictivo de caras
A continuación, los investigadores examinaron los genomas de los voluntarios y buscaron áreas en el ADN que difieran en una sola base. Debido a la presencia de más de 60 millones de estos marcadores genéticos en los seres humanos, el equipo limitó su búsqueda sólo a los genes que se cree que desempeñan un papel importante en el desarrollo facial, lo que delimitó el análisis hasta 76 genes que se sabe que causan anormalidades faciales cuando mutan.
Además de las diferencias en los genes individuales, otros factores también juegan un papel importante en la forma de la cara. Con todo ello, los investigadores desarrollaron un modelo estadístico que permite distinguir las contribuciones que los genes, el sexo y la ascendencia tienen en los rasgos faciales, con lo que lograron identificar 24 marcadores distribuidos en 20 genes que podrían predecir la forma facial. Con estos datos, el equipo desarrolló un programa de modelado 3D que puede examinar el ADN de individuos basándose en estas 24 variantes genéticas y utilizarlas para generar un modelo facial predictivo en tres dimensiones.
Aunque, según los investigadores, todavía "se necesita mucho más trabajo" y experimentos con genes, este estudio abre el camino para facilitar la investigación forense en la escena del crimen y podría ayudar a limitar la búsqueda inicial de un supuesto delincuente. Por ello, no es sorprendente que el Departamento de Justicia de EE.UU. esté apoyando la investigación con donaciones sustanciales.
El método también podría ayudar a descubrir en detalle los rasgos faciales de las especies humanas extintas, como los neandertales. Según estiman los científicos, la técnica completa estará lista para su uso práctico en un plazo de unos 10 años.
Según publicó la revista 'PLoS Genetics', la tecnología permite reconstruir los rasgos faciales de una persona en un modelo 3D utilizando sus restos de ADN. El profesor Shriver afirmó que normalmente el ADN se utiliza para identificar a una persona, pero "se puede conseguir mucho más de él".
"Demostramos que la variación facial con respecto al sexo, la ascendencia y los genes pueden estudiarse de forma sistemática con el uso de nuestros métodos, permitiéndonos sentar las bases para el modelado predictivo de caras", indicaron los científicos estadounidenses.
Durante la investigación, el equipo de Shriver tomó imágenes de alta resolución de caras que pertenecen a casi 600 personas de ascendencia mixta: africana occidental y europea. Luego, digitalizaron las imágenes para crear modelos en 3D para que cada cara quedase 'representada' en una cuadrícula que consta de 7.000 puntos. Las distancias entre los puntos se utilizaron para distinguir las diferencias en las características faciales.
Demostramos que la variación facial con respecto al sexo, la ascendencia y los genes pueden estudiarse de forma sistemática con el uso de nuestros métodos, permitiéndonos sentar las bases para el modelado predictivo de caras
A continuación, los investigadores examinaron los genomas de los voluntarios y buscaron áreas en el ADN que difieran en una sola base. Debido a la presencia de más de 60 millones de estos marcadores genéticos en los seres humanos, el equipo limitó su búsqueda sólo a los genes que se cree que desempeñan un papel importante en el desarrollo facial, lo que delimitó el análisis hasta 76 genes que se sabe que causan anormalidades faciales cuando mutan.
Además de las diferencias en los genes individuales, otros factores también juegan un papel importante en la forma de la cara. Con todo ello, los investigadores desarrollaron un modelo estadístico que permite distinguir las contribuciones que los genes, el sexo y la ascendencia tienen en los rasgos faciales, con lo que lograron identificar 24 marcadores distribuidos en 20 genes que podrían predecir la forma facial. Con estos datos, el equipo desarrolló un programa de modelado 3D que puede examinar el ADN de individuos basándose en estas 24 variantes genéticas y utilizarlas para generar un modelo facial predictivo en tres dimensiones.
Aunque, según los investigadores, todavía "se necesita mucho más trabajo" y experimentos con genes, este estudio abre el camino para facilitar la investigación forense en la escena del crimen y podría ayudar a limitar la búsqueda inicial de un supuesto delincuente. Por ello, no es sorprendente que el Departamento de Justicia de EE.UU. esté apoyando la investigación con donaciones sustanciales.
El método también podría ayudar a descubrir en detalle los rasgos faciales de las especies humanas extintas, como los neandertales. Según estiman los científicos, la técnica completa estará lista para su uso práctico en un plazo de unos 10 años.
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