ECOGRAFÍA DEL EMBRIÓN DE UNA ESTRELLA COLOSAL.
Imagen de la nube oscura en la que se está gestando una estrella colosal. La imagen combina datos de ALMA y del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA.
Había una vez en el interior de una nube oscura en un rincón de nuestra galaxia, a 11.000 años luz de distancia de la Tierra, un embrión de una estrella que aún no había nacido pero que ya prometía ser colosal: tendría más de 100 veces la masa del Sol.
Este bien podría ser el hermoso principio de un cuento de fantasía o de ciencia ficción para niños. Pero es, en realidad, ciencia sin ficción.
Y los astrónomos han podido registrarlo en esta imagen, una especie de "ecografía" prenatal de un embrión estelar masivo, capturada por los radiotelescopios de ALMA (en inglés, Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array).
Este conjunto de 66 enormes radiotelescopios destinados a observar el espacio con longitudes de onda milimétricas y submilimétricas está ubicado a más de 5.000 metros de altura en el desierto de Atacama, en Chile.
El equipo internacional de científicos que participó en este proyecto de ALMA consideran esta "ecografía" la mejor imagen tomada hasta ahora del proceso de formación de una estrella colosal.
DIMENSIONES INIMAGINABLES.
El "útero" que alberga el embrión de estrella es el más grande descubierto hasta ahora en la Vía Láctea, la galaxia en la que se encuentra el Sistema Solar y, por tanto, la Tierra.
En el interior de ese "útero", que está en expansión, gira una masa que es 500 veces mayor que la del Sol.
Y ese "útero" está a su vez en el interior de una nube oscura, denominada Spitzer Dark Cloud(SDC) 335.579-0.292.
La estrella embrionaria en el interior del "útero" devora con avidez el material que "cae" hacia adentro. Ese material, compuesto por polvo y gases en movimiento, fluye hacia el interior de la nube oscura, incrementando aún más su masa.
"Finalmente, este material colapsará, formando una estrella joven de más de 100 veces la masa de nuestra estrella anfitriona", informa en un comunicado el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés), la principal organización astronómica intergubernamental de Europa y socia del proyecto ALMA.
Mapa de la constelación austral de Norma (La regla del Carpintero). La mayor parte de las estrellas que pueden verse a ojo en un cielo oscuro están señaladas. El círculo rojo muestra la nube oscura de formación estelar.
COLOSAL, PERO DIFÍCIL DE VER.
Sólo una de cada diez mil estrellas de todas las que hay en la Vía Láctea alcanzan esa cantidad de masa, dijo el astrofísico Nicolas Peretto, investigador líder del equipo internacional.
"Estas estrellas no son sólo poco comunes, sino que su nacimiento es extremadamente rápido y su infancia muy corta, con lo que encontrar un objeto tan masivo en una etapa tan temprana de su evolución es un resultado espectacular", dijo Gary Fuller, miembro del equipo investigador, de la Universidad de Manchester (Reino Unido).
Las estrellas más masivas y brillantes de la galaxia se forman en nubes frías y oscuras, pero los astrónomos aún tienen dudas sobre su proceso de formación.
Ahora, la sensibilidad única de ALMA para ver los detalles de la formación estelar se suman a las observaciones anteriores de la nuba oscura llevadas a cabo con el telescopio espacial Spitzer de la NASA y el telescopio espacial Herschel de la Agencia Espacial Euroipea (ESA, por sus siglas en inglés).
El resultado es la mejor panorámica hasta ahora del proceso de formación de una estrella gigantesca.
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